lunes, 22 de diciembre de 2008

La guerra de las galaxias







Siempre anduve fuera de lo normal. Todos mis compañeros de escuela habían ido a ver La guerra de las galaxias al cine. Yo no. Pero me conocía a todos los personajes y me encantaban. Recuerdo que eran caros, pero para una Navidad, mi mamá me regaló a Arturito, el robot enano. Enseguida, después, me regalaron a C3PO. Y yo seguía sin ver la película. Pasó el tiempo y, en cambio, fui a ver El imperio contraataca. Ahí yo mismo, con mis ahorritos, me compré a Chewbacca. Venía mi amigo Juan Ramón Rey (vaya a saber en qué lugar del mundo estará) con sus Luke, Han Solo y Vader para que juguemos. Cuando el Gallego se fue del barrio, se cortaron nuestras aventuras de La guerra de las galaxias en los livings de casa. Yo no tuve más. Pero todavía conservo los tres.

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